Dermatología

El dermatólogo es un médico especializado en el diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades y afecciones que afectan a la piel, cabello, uñas y mucosas.

Sus principales funciones incluyen: 

Diagnóstico y tratamiento 

• Examinar y diagnosticar una amplia variedad de condiciones cutáneas, desde acné y psoriasis hasta cáncer de piel.
• Prescribir tratamientos adecuados, que pueden incluir medicamentos tópicos, orales o procedimientos específicos.
• Realizar biopsias cutáneas para analizar muestras de tejido y obtener diagnósticos precisos. 

Procedimientos especializados 

• Derivar al servicio de Cirugía General para que lleve a  cabo cirugías dermatológicas para extirpar tumores, quistes y otras lesiones.
• Realizar procedimientos cosméticos como inyecciones de Botox y rellenos dérmicos.
• Prevención y educación.
• Asesorar a los pacientes sobre el cuidado adecuado de la piel y la prevención de enfermedades cutáneas.
• Promover hábitos saludables para mantener la salud de la piel.
• Realizar exámenes de detección de cáncer de piel y educar sobre la protección solar. 

Manejo de enfermedades complejas

• Tratar enfermedades autoinmunes con manifestaciones cutáneas.
• Abordar enfermedades de transmisión sexual que afectan la piel.
• Manejar condiciones crónicas como la psoriasis o el eccema 

 El dermatólogo desempeña un papel crucial en el cuidado integral de la salud, combinando conocimientos médicos y quirúrgicos para abordar una amplia gama de problemas relacionados con la piel, desde cuestiones cosméticas hasta enfermedades potencialmente mortales. 

Los motivos más habituales para acudir a una consulta de dermatología incluyen: 

Cambios en lunares y lesiones cutáneas 

• Cambios en el tamaño, forma, color o textura de lunares existentes.
• Aparición de nuevos lunares o lesiones sospechosas.
• Lesiones que sangran, pican o no cicatrizan 

Problemas cutáneos persistentes 

• Acné que no mejora con tratamientos convencionales.
• Eccema o dermatitis que causa picazón intensa.
• Psoriasis con placas escamosas y enrojecidas.
• Rosácea con enrojecimiento facial persistente. 

Alteraciones del cabello y uñas 

• Caída de cabello excesiva o en parches.
• Cambios en el color, textura o forma de las uñas. 

Reacciones cutáneas anormales

• Picazón persistente sin causa aparente.
• Sensibilidad cutánea aumentada.
• Enrojecimiento frecuente de la piel. 

Infecciones cutáneas

• Verrugas o moluscos contagiosos que no desaparecen.
• Infecciones fúngicas recurrentes. 

Problemas cosméticos

• Manchas o decoloraciones en la piel.
• Cicatrices o marcas que causan preocupación 

Síntomas en mucosas

• Lesiones o úlceras en la boca o genitales 

Antecedentes familiares

• Historia familiar de cáncer de piel u otras enfermedades cutáneas hereditarias 

 Es importante consultar a un dermatólogo si se experimenta cualquiera de estos síntomas, especialmente si persisten o empeoran con el tiempo. Las revisiones dermatológicas regulares también son recomendables para la detección temprana de problemas cutáneos, incluso en ausencia de síntomas evidentes. 

Los dermatólogos tratan una amplia gama de dolencias que afectan la piel, el cabello y las uñas. Aquí se detallan los tipos de dolencias más comunes y los métodos de diagnóstico y tratamiento utilizados: 

Dolencias tratadas 

• Acné.
• Psoriasis.
• Dermatitis (atópica, de contacto, etc.).
• Eczemas.
• Rosácea.
• Urticaria.
• Alopecia.
• Infecciones cutáneas (bacterianas, fúngicas, virales).
• Cáncer de piel (melanoma, carcinoma basocelular, carcinoma de células escamosas).
• Vitiligo.
• Hiperhidrosis.
• Enfermedades de transmisión sexual con manifestaciones cutáneas.
• Enfermedades autoinmunes con afectación cutánea.

• Examen físico.
• Inspección visual detallada de la piel, cabello y uñas
• Dermatoscopía: Uso de un dermatoscopio para examinar lesiones cutáneas con mayor detalle.
• Biopsia cutánea: Extracción de una pequeña muestra de piel para análisis microscópico.
• Cultivos: Para identificar infecciones bacterianas o fúngicas.
• Examen con luz de Wood: Para detectar ciertas infecciones fúngicas o trastornos pigmentarios. 

• Tratamientos tópicos: aplicación de cremas, ungüentos, lociones medicadas.
• Terapias sistémicas.
• Medicamentos orales o inyectables para condiciones más severas o generalizadas.
• Procedimientos dermatológicos.
• Crioterapia: Uso de nitrógeno líquido para tratar verrugas y otras lesiones.
• Electrocirugía: Uso de corriente eléctrica para eliminar lesiones cutáneas.